Compasión: Cómo ser una persona con compasión

La compasión es un rasgo del carácter que no todas las personas son capaces de explotar. Para ser una persona compasiva es necesario tener un alto grado de empatía con quienes nos rodean.

Sin embargo lograrlo no es algo nada sencillo. Ser compasivo significa ponerse en la piel de los demás, comprender sus emociones. Incluido el sufrimiento. Y muchas personas no son capaces de hacer este ejercicio. Sin embargo desde doncomos queremos enseñarte a convertirte en una persona compasiva. En este artículo aprenderás todo lo necesario para saber cómo ser una persona con compasión. Pero antes de comenzar a darte algunos trucos, empecemos explicando este término.

¿Qué es la compasión?

El término compasión viene del griego. Del vocablo συμπάθεια. Este término, si se traduce en el sentido literal de la palabra, significa “sufrir juntos”. Nada más cercano al significado de la empatía. Incluso podríamos decir que la supera ya que va todavía más allá.

La compasión es la capacidad humana de entender el sufrimiento ajeno y no solo compartirlo, sino intentar dar soluciones y ayuda para poder evitarlo. Tanto la religión cristiana, la judía, la religión musulmana como la religión budista (entre otras) han convertido esta forma de ser en un elemento clave dentro de sus creencias. En el caso musulmán no hay que olvidar que la palabra que se usa para nombrar a Dios es Misericordioso. Es decir, una persona capaz de ayudar a los que sufren y entender su dolor.

Ahora que tenemos claro lo que significa la compasión, ha llegado el momento de darte algunos consejos para que consigas ser una persona compasiva. ¡Comencemos!

¿Que necesitas para ser una persona con compasión?

  • Prestar atención a los siguientes consejos
  • Intentar ponerse en la piel de los demás y comprender el sufrimiento ajeno
  • Ser empático por encima de todo

Instrucciones para ser una persona con compasión

Aquí tienes algunos sencillos consejos a seguir con los que sabrás cómo ser una persona con compasión.

  1. Empatiza con los demás. ¿No te han dicho nunca que el único modo de conseguir comprender a otra persona es ponerse en su piel? ¿Has pensado alguna vez que es imposible que entiendas si has infringido dolor a alguien si no comprendes lo que siente? Eso, precisamente, es ser empático. Poder entender la postura de la otra persona. Poder comprender cómo piensa y precisamente, debido a eso, cómo siente. Muchas veces cosas que para nosotros no tienen importancia pueden ser vitales para otra persona. Por ejemplo, puede que a ti no te resulte ningún problema que saquen los colores o que te pongan frente a una situación que no controlas. Sin embargo puede que otra persona acumule mucha tensión en esa misma situación que a ti no te resulta estresante. Empezar con la empatía es una manera de comprender a los demás y de evitar hacer daño con nuestros actos.
  2. Intenta ser amable. En esto nos basamos en lo que nuestros padres nos han dicho toda la vida. No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti. ¿Por qué vas a hacer algo que pueda resultar molesto a otra persona? Ponte en su lugar y entiende cómo puede sentirse ante una situación violenta. ¿Qué ganas siendo desagradable? De hecho, si eres amable con los demás notarás que las personas son mucho más amables contigo. La compasión es algo que todos aprendemos de los demás. Igual que la amabilidad. Este sentimiento saca lo mejor de las personas y hace que todos se comporten mejor que los demás. No tires nunca la toalla. Por mucho que te digan “si al resto le da igual” “si todo el mundo hace cosas malas, ¿qué importancia tiene que las haga yo también?” Pues mucha. No podrás ayudar a los demás a ser más compasivos y amables con lo que los rodea si tú mismo no lo eres. Fíjate en los animales. Cuando alguien les muestra cariño se lo duplican al devolvérselo. Pues nosotros no somos tan distintos a ellos. A nosotros también nos gusta que nos traten con amabilidad y con cariño. Y esto repercute en nuestra forma de comportarnos con los demás. Si estás en un entorno donde la gente se trata bien te costará mucho menos tratar bien a los demás. Y así, poco a poco, pondrás tu granito de arena para que el mundo sea un lugar mejor.
  3. Ayuda a las personas que lo necesitan. ¿Has oído alguna vez la palabra zakat? Es un término árabe y hace referencia al tercer pilar del Islam. Esta palabra significa caridad. Pero no una caridad cualquiera. Una caridad obligatoria. Cualquier musulmán que tiene suficiente estabilidad económica está obligado a ser caritativo con los demás. El zakat es la manera que tiene el Islam de hacer que sus fieles ayuden y ofrezcan caridad a aquellas personas que más lo necesitan. ¿Te imaginas un mundo en el que todas las personas fueran caritativas con los demás? Probablemente no existiría la pobreza, pues nadie se sentiría cómodo viendo a otra persona sufrir cuando puede ayudarle. El Islam enseña a sus seguidores a ser compasivos y no centrarse en el bien propio. ¿De qué sirve que uno esté estupendamente cuando el resto está sufriendo y nosotros podemos evitarlo? Intenta seguir el zakat en tu día a día, aunque no seas musulmán. Te sentirás mucho mejor y pronto podrás comprender que la compasión es un sentimiento que pude que verdaderamente sea inherente al ser humano.
  4. Intenta ser buena persona con aquellos que no lo han sido contigo. Este, quizás, es el punto más complicado de la compasión. Además de conseguir aliviar el sufrimiento de aquellos que nos rodean también hay que ser capaces de entender a los que se comportan mal. Si tienes una pelea en el colegio o alguien se porta mal contigo, no te enojes. Intenta respirar con calma y evita el enfrentamiento. Normalmente cuando estamos nerviosos decimos o hacemos de las que luego no nos sentimos en absoluto orgullosos. Y por desgracia a la mayor parte de las personas no las educan para ser capaces de pedir perdón por sus actos. Suele resultar una práctica vergonzosa ya que nos hace enfrentarnos a las cosas que hemos hecho mal. Nuestra conciencia en estos casos es la que dicta la sentencia si somos buenas personas. Aunque lo ideal sería disculparse en estos casos, la mayor parte de las personas lo dejan estar. Pero no nos desviemos. Volvamos a la compasión. Si alguien se comporta mal contigo no te enfrentes e intenta mantener la calma. Cuando la situación se haya tranquilizado intenta pensar en qué es lo que ha hecho que esa persona explote. Puede que tú no tuvieras nada que ver pero ya fuera la gota que colmó su vaso. Puede que lleve una semana terrible o que tenga problemas en casa y por desgracia te haya tocado pagarlo a ti. Ahora que has valorado estas opciones, ¿verdad que entiendes por qué ha podido pasar? Bien, pues el siguiente paso es intentar saber si nosotros tenemos alguna manera de ayudar a que esa persona sufra menos. Si te cuesta no sentirte afectado por la furia de los demás intenta controlar tus sentimientos en estas situaciones de estrés. Busca en tu corazón lo más dentro posible la capacidad de perdonar al prójimo. Encuentra allí también aquellas situaciones en las que otra persona fue amable contigo cuando tú perdiste los papeles. Este consejo te vendrá de perlas con tus familiares, con tus amigos y con tu propia pareja. En las relaciones de pareja muchas veces se discute debido al cansancio. Sin embargo si eres capaz de ver que tu pareja está sufriendo y que por eso se enfada, probablemente, si localizas el foco de su dolor, será más fácil calmarla.
  5. Haz un diario. ¿Te acuerdas cuando de pequeño tus padres te regalaron un diario? Era una manera sencilla de poder recordar las cosas que habías vivido. Vale, puede que ellos lo hicieran con la intención de que mejoraras tu forma de redactar. Pero seguro que también querían que aprendieras a pensar. Los diarios son una manera excelente de hacer un recorrido por todo lo que nos ha pasado a lo largo del día. Cómprate un bonito cuaderno (o uno normal y corriente, no te preocupes) y repasa cada noche lo que has hecho. Lo que has vivido. La gente a la que has conocido. Si has visto a alguien triste a quien no pudiste ayudar. Si has aprendido algo nuevo de los demás. Y dedica un último apartado a pensar en las cosas bonitas de la vida. En lo que te hace feliz y que puede ayudar a hacer felices a los demás. Si todas las noches haces este ejercicio te resultará menos complicado ser compasivo con quien te rodea. Tendrás en mente quién necesita ayuda y podrás convertirlo en una actividad diaria. No queremos que te conviertas en un superhéroe, pero sí que comprendas a tus semejantes y puedas convertirte en alguien que puede ayudar. Esto no significa que tengas que ayudar económicamente. Puedes ayudar con una sonrisa, con una palabra amable. Escuchando a otra persona. Hay infinitas maneras de ser compasivo con los demás.

Consejos para ser una persona con compasión

Aplica siempre que puedas estos consejos y pronto te convertirás en una persona con compasión. Puedes aprender más cosas sobre las relaciones con los demás en nuestra página web.

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